Déjate guiar por el trazado propio de este barrio y descubre todos los maravillosos secretos que esconde de la cultura sefardí en puertas y ventanas. ¡Quizá hasta puedas oler el delicioso aroma de los guisos tradicionales que algunos vecinos continúan cocinando!
¡Recorre cada rincón y siente cómo la historia te atrapa!
Este barrio vivió una importante expansión entre los siglos XV y XVI como consecuencia de un crecimiento demográfico y la convivencia de las tres culturas que habitaban España, la judía, la cristiana y la musulmana.
Se trata de uno de los barrios más extensos de la provincia de Cáceres. De acuerdo con las Ordenanzas del Concejo de Valencia de Alcántara de 1498, se registró un núcleo urbano con 280 portadas uniformes en ojiva, de las que aún se conservan alrededor de 266, además de escudos, casas consistoriales y marcas.
Sus calles son largas, estrechas y típicas del trazado medieval, muy similares a las de Alburquerque y Castelo de Vide, en Portugal, debido a la estrecha relación entre estas poblaciones. El carácter de las casas que se ubican en este barrio es, generalmente, de tipo popular, formadas por solares muy estrechos pero profundos que suelen contar con un espacio libre en la parte de atrás, y con dos plantas construidas. Destaca el uso de cantería tanto en el exterior como en el interior de las viviendas. Las puertas y ventanas son adinteladas u ojivales, o con arco escarzano, destacando las ménsulas por las que suelen estar custodiadas. Estas características, junto al color blanco de las fachadas, hacen de este conjunto de calles un barrio singular con una belleza única.
Las marcas de cantería de las portadas y ventanas pueden hacer referencia a las conversiones religiosas, ritos mágicos, marcas de cantero o ser puras decoraciones de carácter social.